jueves, 24 de septiembre de 2009

LONDRES ERA UNA FIESTA
Esta semana pasada, Fernando y yo hemos estado en Londres. Hacía 30 años que yo no pisaba la ciudad, donde acudí en el 79 por un motivo de triste recuerdo.
Iba preparada para que el viaje despertara en mí fuertes sentimientos dolorosos, pero lo cierto es que no ha sido así. ¿Será eso que llaman "madurez"? ¿Será que 30 años de duelo son bastantes para calmar el alma?...

Este Londres era un Londres que no dolía. Un Londres lleno de gente (cientos, miriadas de españoles), de tiendas de regalos, de autobuses de dos pisos... ¡Y de teatros!
Tuve el placer de asistir en The Globe a una representación de As you like it (Como gustéis) de Shakespeare. Fue una sesión a las 2 de la tarde, con el sol dándome de lleno en la cara y los aviones pasando sobre la escena. Pervivencia de la vieja y siempre nueva comedia popular. Pocos elementos y buenos actores. Un disfrute.
También, cómo no, fuimos a ver un musical, Wicked, la historia de la bruja mala del Mago de Oz, antes de que Dorothy llegara arrastrada por el ciclón al país de las Esmeraldas. Me gustan las propuestas escénicas que convierten a un personaje secundario de la trama en protagonista de una nueva obra. La verdad es que el montaje era espectacular, el teatro Odeón estaba hasta los topes (en otra sesión a las 2,30 de la tarde). Pero, sigo quedándome con The Globe, la magia de la sencillez que apela a la imaginación inteligente del espectador. ¡Qué maravilloso es el teatro!

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